En realidad no se enferma, se adapta.
Los síntomas aparecen como consecuencia de un proceso.
No es la “enfermedad” la que tenemos que erradicar.
Los síntomas surgen como consecuencia de haber vivido algún tipo de stress.
Son la manera que encuentra nuestra biología para adaptarse a ese conflicto percibido – aumenta o disminuye la función de órganos, genera crecimiento celular o ulceración de tejidos.
Este paradigma no sólo habla de la sabiduría innata del cuerpo, sino que lo saca de su lugar de vulnerabilidad al pensar que cada vez que experimentamos síntomas es porque está débil, frágil o falto de algo.
Muy por el contrario, hay tanta inteligencia que cada vez que recibe la señal de que estamos en ¨peligro¨ se transforma para adaptarse.