La Gran Mente y la mente pequeña.

Cómo una idea nos expande y cómo otra nos quita energía…en sólo un instante.

Y de cómo ni una ni la otra son la Verdad.

Voy entendiendo que el éxito, por lo menos en mi vida, es saber ¨llevar¨ a mi mente.

Esto significa, ir despacio y con Presencia, porque la mente ¨pequeña¨, que es la del ego, está identificada con el cuerpo y por eso está programada para la supervivencia. Como si dijese ¨somos un cuerpo y hay que mantenerlo con vida¨.

¿Y cómo repercute esto en nuestra realidad?
En lo que decidimos ver.
En lo que interpretamos.
En qué historia elegimos sostener.

Nuestra mente generaliza, distorsiona y elimina.
Nos tiene acostumbrados a ese filtro.
Y sólo podemos verlo cuando traemos PRESENCIA.
Ése es mi ir despacio. Ése es mi hacer espacio.

Porque así como sostenemos historias que nos hunden en el barro, sin ninguna duda existen también las que nos elevan. Ambas habitan en nosotros.

Tenemos versiones nuestras, del mundo y de los demás que nos quitan la paz, que nos mantienen en la lucha. Sí, claro. Muchas.

Pero también existen otras versiones. Siempre las hay.

No porque una historia haya sido repetida mil veces significa que sea verdad.
No porque haya funcionado como un mantra interno significa que nos sirva.

Lo que hace la diferencia es dónde ponemos el foco.
¿Qué historia decidimos habitar?
¿Cuál nos expande y cuál nos limita?

La forma de salir del automatismo es traer lo contrario, nombrarlo, reconocerlo.
Hackear la mente pequeña es elegir.
A veces con una pregunta, otras mediante el agradecimiento.


Si existe una versión que nos limita, también existe una que nos libera.

La pregunta es: ¿dónde pongo el foco?

Y en esa elección está nuestra libertad.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.