Los animales son animales.
No tienen nuestra capacidad intelectual.
Y eso explica por qué somos nosotros
los que los adoptamos a ellos.
Ellos son puro instinto, prima la biología.
En nosotros ya hablamos
de una inteligencia abstracta,
de la capacidad de raciocinio.
Una clara evolución.
Los animales aprenden por
prueba y error.
Se queman con el fuego,
y se alejan.
Comen algo tóxico,
y nunca regresan por más.
Si alguien/algo los lastima,
no piden una segunda vuelta.
El animal es tan animal
que solito se da cuenta cuando está enfermo.
Son bien básicos.
Se podría llamar a todo esto
¨instinto de supervivencia¨ o
¨inteligencia biológica¨.
Están ellos y estamos nosotros.
Nuestra inteligencia nos permite muchísimo más.
Nos quemamos, y volvemos después a corroborar
si sigue quemando igual.
Comemos algo tóxico,
y tomamos algo más tóxico todavía para contrarrestrar su efecto.
Si alguien nos lastima/ nos miente/ nos engaña, regresamos siempre para ver
qué más hay en el menú.
Tal es nuestra superioridad que nos tienen que avisar si estamos o no enfermos.
Acá hablamos de ¨inteligencia cultural¨.
Pensamiento abstracto superador.
Nuestro logro.
Mientras los animales sigan siendo 𝐜𝐨𝐡𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬,
mientras sigan 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨 de sus errores,
mientras sigan 𝐞𝐬𝐜𝐮𝐜𝐡𝐚𝐧𝐝𝐨 lo que su biología les dice
𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘷𝘢𝘯 𝘢 𝘦𝘷𝘰𝘭𝘶𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘳.
«𝘓𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢𝘫𝘦𝘴 𝘺 𝘩𝘦𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘵𝘳𝘢𝘵𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘵𝘦𝘹𝘵𝘰 𝘴𝘰𝘯 𝘱𝘶𝘳𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘪𝘳ó𝘯𝘪𝘤𝘰𝘴 𝘺 𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘧𝘪𝘤𝘵𝘪𝘤𝘪𝘰𝘴. 𝘊𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘱𝘶𝘳𝘢 𝘤𝘰𝘪𝘯𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢.»