Acomodarnos nuevamente sin victimizarnos.
Todo un desafío, porque para que sea real tenemos que liberar a otros de toda expectativa.
Acomodarnos es acomodar nuestra percepción.
Comprender que aquella realidad que vemos ya no nos representa y tener también la Presencia suficiente para darnos cuenta que no somos víctimas.
Que todo aquello lo elegimos – consciente o inconscientemente – porque creímos necesitarlo.
Desde esa mirada, el nuevo movimiento ya no se convierte en una reacción; surge libre de enojo o resentimiento.
Nace como consecuencia inevitable de una nueva percepción – una más amorosa para con nosotros mismos.
Cambiamos la trama de nuestra vida sólo cuando estamos listos.
Elegimos experimentar otros aspectos de nuestra Consciencia y de eso trata el juego.
