No me la tienen que contar. La sentí.
Sentí cómo, a medida que se iban desplegando las imágenes en el campo – estamos hablando de Constelaciones, una profunda tristeza iba tomando el control de todo mi cuerpo.
Me desbordaba.
Una parte mía estaba por fin experimentando liberación y la otra se encontraba, todavía, totalmente confundida, sin poder nombrar aquello que veía.
Y ahí estaba enfrente mío la razón, tal vez, de por qué durante toda mi vida busqué tanto la conexión profunda en mis relaciones, la complicidad. Hacer un verdadero match energético.
Ahí estaba.
Había empezado mi vida con una hermana – gemela – y en algún momento dado, todavía dentro del vientre materno, esa relación desapareció.
La Vida quiso que yo siguiera un rato más y ella no.
Esa memoria inconsciente, ese trauma tan profundo, siguió acompañándome desde siempre en la sombra.
°
Dicen que la conexión entre gemelos es la más profunda que podemos experimentar, aún más que con nuestra madre.
Y no necesito imaginar el dolor que se puede sentir en esa separación donde la muerte se hace presente para uno de los dos…lo viví.
Y una vez que lo hacemos consciente, todo cambia.
Nuestras vivencias cobran otro sentido.
°
Ahora podemos seguir caminando con esta nueva fuerza, recordándonos que ¨podemos¨, que tenemos todos los recursos que necesitamos.
Duele y sacude. Pfff.
Pero nada más hermoso que esa sensación de ¨acá hubo sanación¨.
Y…no me la tienen que contar. La sentí