Estamos en un sueño, experimentando una ilusión.
Toda la creación es Mente.
Se piensa, luego se manifiesta.
Todo lo que vemos, y lo que no, son distintas vibraciones de lo mismo.
La Fuente es una. Las formas, infinitas.
Igual que en un videojuego donde todo sucede en una pantalla y, por momentos, hasta creemos realmente estar ahí.
Hasta que nos salgamos de lo ¨aparente¨, la propuesta es ¨jugar como si…¨
…como si todo fuese real,
…a los buenos y a los malos,
…a los finales, a la trascendencia.
Jugar en dos niveles.
Sabiendo todo esto pero, aún así, generando experiencia.
Sin perder el movimiento – que sólo existe cuando se abre la posibilidad de dos polaridades.
Nos paramos en un extremo, luego en el otro,
para entender que en el punto medio están todas las respuestas.
El punto donde todo se integra.
Ese punto al que sólo se llega luego del movimiento, luego de experimentar.