Es un movimiento energético, interno, perceptual.
Cuando ocupo mi lugar dejo de reafirmar aquello que no es verdad.
Dejo de reafirmarme como víctima.
Es un movimiento crudo, radical – conecto directamente con mi sombra.
Cuando ocupo mi lugar dejo de darle poder al mundo y recuerdo que todo aquello que veo sólo habla de mí.
Que desde mi distorsión pensé que alguien podía lastimarme o salvarme y, como lo pensé, lo creí y lo viví.
Ahora entiendo que todos son personajes de mi película. Símbolos de mi mente.
Sólo mis pensamientos crean mis experiencias.
Sólo yo tengo la responsabilidad de habitar la paz o el conflicto.