Ni guerra, ni lucha. Adiós.
Adiós a ese espíritu combativo, que no es Espíritu.
Al sacrificio. Al sufrimiento. Al control.
Decile adiós a la guerrera,
que llevaba una bandera muy pesada.
Decile adiós a aquella que se perdió en la lucha,
olvidando por qué luchaba.
Dale gracias a ese traje que ya está viejo.
No hay enemigo. Nunca lo hubo.
Sentí la vulnerabilidad. Abrite.
Abrí tus brazos y entregate a tu abrazo.
Éso es lo único que estabas necesitando.
Tu energía, tu poder, con vos.