Como la moneda, todo tiene sus dos lados,
sus aparentes opuestos.
Tantas veces escuchamos que no puede haber día sin noche, bueno sin malo… …y tantas veces quisimos eliminar lo ¨malo¨ y quedarnos sólo con lo ¨bueno¨, con lo justo, con lo placentero, con lo correcto, etc.
El Principio de la Polaridad – Kybalion – nos trae esta enseñanza.
Que no se trata de rechazar, resistir, luchar o eliminar la polaridad que no nos agrada.
Este conocimiento nos invita a tener una mirada más amplia, tal vez ¨aérea¨, viendo que Todo es lo mismo – la diferencia es sólo de grados.
Una persona iracunda tiene todo el potencial de la serenidad, y viceversa.
Uno implica al otro.
Son dos extremos, en apariencia, que cuando se integran nos permiten volver al punto cero, al equilibrio.
En la misma medida en que nos posicionamos en un polo/en un extremo y rechazamos el otro – por la Ley del Ritmo o Compensación – en algún momento, nos polarizaremos en el opuesto. Esa tensión se dispara con la misma fuerza hacia el extremo opuesto.
Es un penduleo constante.
Este Principio también nos abre el juego de la Alquimia para trabajar en nosotros mismos.
Reconociendo en qué polaridad nos encontramos – cuál es nuestro estado mental por ej – y cuál es la otra cara, podremos hacer el pasaje modificando esas vibraciones.
Siempre es una cuestión de grados.