Tardó en madurar pero entendí.
A nivel inconsciente – desde ese “espacio” donde se construye nuestra realidad – siempre nos conviene lo que sucede, siempre hay un beneficio, aunque no siempre tengamos la lucidez para verlo.
Aplica para un síntoma físico, para cualquier dinámica que se manifieste con otras personas, para nuestra relación con la materia – carencia o abundancia, etc. Aplica para todo.
En el nivel más profundo, lo que sucede, nos conviene.
No puede ser de otra manera.
La situación o el otro sólo nos regalan pistas, símbolos.
Responden a nuestro llamado, a nuestra vibración.
Están ahí para elevarnos, pero no porque tengan que hacer algo por nosotros, sino porque su sola presencia nos muestra el camino.
Su sola presencia pone de manifiesto nuestra herida, nuestra distorsión.
Puede sonar crudo pero el Universo sólo reconoce experiencias neutras. No juzga.
No entiende el sufrimiento, ni la muerte ni los finales.
Porque la Vida es un continuo.
La Vida es Vida…
Somos nosotros cuando dejamos de identificarnos con este cuerpo y consciencia limitada.