Otro fin de semana de Formación.
Y, una vez más, el agradecimiento hacia mí misma por llevarme a estos espacios de expansión.
Por darme el permiso — ese que tantas veces nos negamos sin darnos cuenta— para vivir la vida que está queriendo vivirse a través mío.
Esa Vida que nos regala personas, momentos, experiencias, que nos contribuyen de formas impensadas.
La única condición para que eso suceda: abrirnos a RECIBIR.
Y ahí aparece la paradoja.
Mientras más sanamos, más conscientes nos volvemos de todas las barreras que hemos levantado para protegernos.
Barreras que, en algún momento, nos salvaron…
Pero que hoy también nos alejan de eso que anhelamos.
Por eso, más que nunca, la Presencia se vuelve la práctica más poderosa.
Habitarnos.
Observarnos con curiosidad y, desde allí, elegir libres de pasado.
Porque finalmente ése es nuestro gran superpoder:
la libertad de elegir, una y otra vez.
Y, con ello, la hermosa posibilidad de dejar de repetirnos en nuestras propias limitaciones.
💫
Gracias Iker, Imma, Gorka, Jeni, Mia, Malwi, Ivan, Hector, Miguel y, por supuesto, mi queridisima @ramar.sana