A veces sucede.
Ponés una mejilla. La otra. Y hasta las que no tenés.
Cuando crees estar saliendo del sótano,
el Universo te sorprende con algo más.
Lejos de resistir. Aprendes. Te cuestionas.
Cansa, uf, pero sabés que viniste para esto.
Deconstrucción.
Permitís que la situación te atraviese.
Le ponés tu cuerpito gentil.
Dejas que decante lo que tenga que decantar.
Y reconocés qué hay detrás de esa emoción.
Profundo dolor porque te ves en el otro y no te gusta nada.
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Se generó un entramado hermoso.
A través de un otro – que posiblemente ni siquiera se enteró – pudiste encontrar respuestas a preguntas que, todavía, no estaban tan conscientes en vos.
Religión, fútbol, política…y hasta en lo que debería unirnos – la espiritualidad – nos separamos.
El camino espiritual solamente nos recuerda lo que somos, lo obvio.
Si desde “el vamos” genera división, una vez más,
es ego disfrazado.
No importa si el tema es la ascensión, la 5 dimensión o el yoga. No importa.
Se trata de respetar al otro en sus creencias, en sus elecciones.
El camino espiritual es unirse a pesar de la aparente separación.
¨Escoge tus batallas¨.
Y yo mejor digo…elijamos la Paz.