La manipulación mental que estamos viviendo, basada en el 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨, no es nueva.
Cambia la forma, no el contenido.
Hoy la excusa es un virus.
Antes lo fue un Dios (Bíblico) iracundo, ante el cual habíamos pecado y que pedía nuestro castigo.
Paradigma científico o religioso,
da igual.
Alguien siempre nos va a salvar.
El poder lo tiene otro….
y lo entregamos gustosos, porque eso es lo que hace el miedo.
Tenemos esa costumbre de percibirnos indefensos.
Esa comodidad – que no es gratuita, nos relega al lugar de títeres.
Nos hace seguir creyendo que algo externo nos va a salvar…
o que necesitamos ser salvados.
Nos volvemos espectadores pasivos de nuestra vida.
El 2020 llegó más literal: con la boca tapada y adentro de casa.
Pero no es un tema de culpas, ni de buenos o malos.
Cada uno vive su propia película.
Todo es un reflejo.
Lo que estoy viendo refleja mi miedo inconsciente y la creencia de que soy cuerpo y soy frágil.
No hay más.