Se acostumbra a hacer balances por esta época.
Y pienso.
Y después siento: estos 365 días se sintieron como muchísimo más que sólo un ciclo.
Fue mucha información.
Hay algo de cansancio pero reconozco que es puramente mental.
Pero si de balances se trata, puedo decir que estoy aprendiendo.
Estoy aprendiendo a verme desde otros ángulos, a reconocer que mi crecimiento no es lineal, ni ordenado ni constante. Hay ciclicidad y circularidad. Hay un ritmo muy personal.
Estoy aprendiendo a reconocer que no tengo nada que ¨soltar¨ porque todo soy yo. Todos son aspectos de mi consciencia. Símbolos.
De ahí deviene el habitarme completamente, polarizándome hacia aquellas experiencias que quiero vivir.
Tomar lo externo como punto de partida para 𝐚𝐥𝐪𝐮𝐢𝐦𝐢𝐳𝐚𝐫 lo interno. Y afianzarme en esa práctica porque esa práctica lo es todo.
Con esta consciencia no queda más que abrazar lo que llega, todo lo que la Vida nos regala, porque todo se puede convertir en una oportunidad para hacer propia esa 𝐌𝐚𝐞𝐬𝐭𝐫í𝐚.
Así que ahí vamos. Ahí voy.
A seguir ordenando para que un nuevo caos me vuelva a sacudir con nuevas perspectivas y con muchos más aprendizajes.