Sólo nos duele el gap.

Sigo explorando el tema de la percepción, de nuestras historias personales y de cómo, muchas veces, surge el conflicto simplemente por confundir nuestras verdades con La Verdad.

En el libro ¨Amar lo que es¨ de Byron Katie nos encontramos con esta idea de que el sufrimiento es únicamente confusión.

Claro, sería algo así como que sufrimos porque estamos confundidos.

Y una confusión no es más que un error de percepción – como decir: ¨no estoy viendo bien¨ o ¨no estoy viendo lo que es¨.

Y lo que ¨es¨, nunca puede lastimarnos, a menos que lo carguemos de significado.
Igual que Un Curso de Milagros cuando menciona que lo único que tiene la capacidad para hacernos daño son nuestros propios pensamientos.

°
La percepción – que son todos esos pensamientos que moldean nuestra forma de interpretar – es la única causa de todo aquello que aparenta hacernos sufrir. No hay más.

Nos confundimos cuando creemos que algo externo a nosotros tiene la capacidad para quitarnos la paz. No logramos reconocer que son nuestros propios significados los que generan ese estrés.

Sufrimos cuando estamos confundidos y creemos que algo al nivel de los ¨efectos¨ (algo de la realidad) es lo que nos lastima.

Nos olvidamos que entre aquello que sucede y nosotros, están nuestras creencias. Ese filtro invisible que, paradójicamente, lo tiñe todo.

No vemos lo que es – lo que está siendo, sino lo que debería ser.
Y en ese gap entre lo que es y lo que esperamos que sea, encontramos las raíces de todo nuestro sufrimiento.

No se trata entonces de cambiar una situacion o a una persona, sino de transformar nuestra percepción para dejar de creer que hay algo que no debería ser como es.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.