¿Y si la sanación no fuera un proceso complicado, sino una elección?
¿Y si nos abriéramos a reconocer que ya estamos eligiendo (¡todo el tiempo!) incluso cuando creemos que no?
Voy a hablar en primera persona porque, si bien estoy llevando a una comprensión de cómo funcionan las creencias y puntos de vista, éste en particular – aunque muchos puedan compartirlo – es de mi propia colección.
Siempre sentí el impulso –casi la urgencia– de saber, de comprender, como si en ese entendimiento estuviera la clave para acompañar procesos. Pero al tocar capas más profundas, vi que esa necesidad estaba ligada a una creencia oculta: que la sanación debía de ser difícil para ser real. Más larga que corta. Más compleja que simple.
Y esto me llevó años –muchísimos– reconocerlo.
¿Por qué? Porque cuando tenemos puntos de vista, no nos damos cuenta de que son sólo eso: puntos de vista. Los convertimos en verdades absolutas, en estructuras inamovibles. En ‘esto es así’.
Y ahí aparece la magia de este asunto maravilloso que se llama CONSCIENCIA.
Consciencia como esa Presencia que lo abarca todo, donde existen esas infinitas posibilidades de las que tanto se habla.
¿Qué sucede con los puntos de vista? Nos alejan de la consciencia. Nos impiden darnos cuenta de que estamos eligiendo una posibilidad entre muchas. Nos convencen de que nuestra percepción es la única opción disponible.
Abrirnos a la consciencia es empezar a hacernos PREGUNTAS.
• ¿Y si esto que llamo “realidad” no fuera más que el reflejo de mi propia historia?
• ¿Y cuál es mi historia?
Y ahí empieza el baile: reconocer cuáles son nuestras historias. Verlas con claridad, sin lucha, sin juicio. Darles luz para que dejen de operar en la sombra. Y te aseguro que es un baile que no termina. Hay DJ para rato.
Entonces, volviendo al punto de inicio:
¿Cómo sería entonces reconocer que lo estamos eligiendo todo?
Sí, también lo que “no nos gusta”.
Tenemos creencias sobre absolutamente todo: sobre los otros, sobre el mundo, sobre nosotros mismas. Y esas creencias evidencian lo que CREEMOS y, acto seguido, evidencian lo que vamos a CREAR.
Ejemplo: Creo que el dinero es difícil de generar.
Creer, en el fondo, es una orden al universo. Y sin darnos cuenta, lo convertimos en realidad. ¨Creo¨ de creencia y de creación. Ahí esta el juego.
Nada nos ocurre. Todo lo elegimos.
Si todo lo que experimentamos es una elección… ¿qué vamos a elegir ahora?
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4 comentarios en “Nada nos ocurre. Todo lo elegimos.”
Muy bueno
Hermoso tema muy interesante
Gracias por recordarlo,namasté!
Saludos!! ❤️