Cuando estoy a punto de pisar el palito, se me viene esta frase:
𝘌𝘭 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘦𝘳𝘰 𝘈𝘮𝘰𝘳 𝘯𝘰 𝘪𝘯𝘵𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢𝘳 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘪𝘦.
Ahí mismo, freno-de-mano a lo que estaba sucediendo dentro mío.
Llegué a tiempo.
Y después me quedo pensando en esa idea un poquito más.
Realmente nunca hacemos nada por 𝘦𝘭 𝘰𝘵𝘳𝘰.
Porque el inconsciente es el que manda y 𝐬𝐚𝐛𝐞 que somos todos somos Uno – 𝘦𝘭 𝘰𝘵𝘳𝘰 sólo es nuestra proyección mental.
Entendí que no querer cambiar al otro no nos hace mejores personas. Nos hace más inteligentes.
No querer cambiar al otro es 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐨.
Es permitir que toda esa energía puesta en la lucha, vuelva a nosotros, y así recuperar nuestro poder.
Es dar espacio a que todas esas 𝘦𝘮𝘰𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘣𝘢𝘫𝘪𝘵𝘢𝘴 se transformen en una vibración más alta y nos habiliten a una experiencia de mucha más expansión.
Finalmente, es ser inteligentes porque si todo es proyección, lo único contra lo que estamos luchando ahí ¨afuera¨ es contra nuestro propio reflejo.
Hoy llegué a tiempo.