Más allá de este escenario actual.
Fuimos libres creciendo en una sociedad dominada por el miedo, la culpa, el castigo?
Que sea costumbre no significa más que eso: simplemente nos habituamos.
Fuimos libres delegando nuestra salud completamente en la medicina?
En esa medicina que separa cuerpo y mente.
Encontramos refugio a nuestra espiritualidad en la religión?
En aquella que nos habla de un Dios externo.
Éramos libres por estar en una rutina conocida?
En este mundo dual no podemos conocer lo uno sin lo otro.
Necesitamos el contraste.
Por eso hoy, en medio de tantas incomodidades, sensaciones y experiencias, podemos ver que todo aquello que nos sostenía era simplemente una 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘵𝘳𝘶𝘤𝘤𝘪ó𝘯, pero una bien limitante.
Hay tantas posibilidades como creencias nos lo permitan.
Es decir, mi realidad está limitada por lo que yo creo posible.
Nuestras creencias marcan los límites.
Y, a lo largo del tiempo y, a través de la ciencia, la religión, la economía, la política, nos encargamos de desempoderarnos.
Dejamos de ser nuestra propia autoridad.
Aceptamos.
Y cuando aceptamos, ya lo hacemos parte de nuestra realidad, de nuestra verdad.
Ése es el ciclo de la profecía autocumplida: sólo voy a ver aquello en lo que creo.
Tal vez hoy sea momento de contarnos otras historias.
Ninguna es realmente la Verdad.
No hay víctimas ni victimarios.
Nada es bueno o malo.
Pero, en medio de este caos, tenemos la oportunidad de “empezar de cero” y contarnos historias donde no solamente 𝘦𝘭 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭 𝘴𝘦𝘢 𝘧𝘦𝘭𝘪𝘻.
Qué cuento elegimos contarnos?