Ciega no. Pero sorda y casi muda

Ahí lo ví.
Entendí por qué empezó el cansancio y el dolor en el cuerpo.
Por qué la nariz tapada y luego toda esa cantidad de mocos.
Entendí la razón de una otitis que, no sólo me dejó completamente sorda de un oído, sino que me llevó hasta el llanto.

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A veces nos cuesta comprender los procesos cuando son propios.
…Pero hoy surgió una sinapsis inesperada, y muy bienvenida, que iluminó aquello que venía siendo confuso.
Y cuál fue la confirmación de que realmente era por ahí?
La que nunca falla: a medida que lo contaba, afloraba la emoción. El cuerpo siempre sabe…y sabe poner a la luz todas aquellas historias que se van tejiendo por fuera de nuestra consciencia ordinaria.

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Aquel día, hace como 3 semanas, recibí un mensaje que me desconfiguró el sistema. No literal. Al teléfono no le pasó nada.
Me desconfiguró a mi – colapsó mi sistema nervioso.
Fue tan profunda la fibra que tocó, que se sintió como si hubiese activado alguna memoria antigua. Parecía que ¨algo¨ más, aparte de lo obvio, estaba pidiendo ser visto.

El cuento no termina porque el proceso todavía sigue su curso

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Esta comprensión que tuve no va a acelerar la ¨curación¨.
Tampoco es mi objetivo – aunque sin duda me divertiría, ya después de 5 días, habitar más la posición vertical que la horizontal.

Pero lo que me mueve realmente es acceder a estos lugares de mayor profundidad que, oportunidades como ésta, me permiten.
Y ese camino implica también ir descubriendo cómo percibe esa parte mía más visceral, más inconsciente – hasta más real, y de qué manera puedo llevarla de nuevo a un lugar ¨seguro¨ cuando no se siente así.

Porque si hay algo claro, es que nuestra parte intelectual y racional puede creer que tiene todo bajo control, que sabe cómo son las cosas, pero la supervivencia está por encima de todo eso.

Lo primero que responde en situaciones de ¨stress¨ es nuestra biología, eso arcaico que no escucha de razones lógicas.
Percibe peligro y responde. Se adapta.

De ahí que lo primordial siempre sea ocuparnos de nuestro estado interno. De darnos esa tranquilidad que, finalmente, es la única que puede desactivar el botón de alerta…porque sin eso, nada de lo que siga puede funcionar.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.