Causa. Efecto.

Los cambios requieren un cierto nivel de incomodidad.

Hablo de los cambios ¨radicales¨ – de raíz. De ese ¨sacudón¨ que, por momentos, parece un montón, pero que al final nos trae paz. En realidad no nos trae paz, simplemente libera el espacio para que aparezca.

Y cuándo llegan los cambios?
En general cuando el nivel de dolor supera nuestro umbral.
Cambiamos cuando la gota rebalsa – cuando seguir sosteniéndonos de esa manera ya no nos trae ningún beneficio. Porque siempre se trata de eso: de un balance entre el dolor y el placer. Eso es lo único que nos mueve.

°
Incómodo y a la vez liberador.

Incómodo reconocer que para que cambie nuestra realidad, tenemos que cambiar nosotros. No hay excepciones. El otro ya no funciona como chivo expiatorio para que nos sigamos postergando.

Liberador porque siempre está en nuestras manos.
Es un cambio a nivel ¨causas¨- esto es, en nuestros pensamientos, creencias.

Cambiar los efectos (comportamientos) sin haber modificado sus causas es la garantía de que la sigamos pasando mal un rato más.

Los cambios reales requieren que vayamos a la raíz, a la estructura desde la cual creamos nuestro mundo.
Necesitamos entonces reconocer cada una de nuestras creencias limitantes para luego reemplazarlas por otras que nos abran posibilidades, que potencien nuestro poder.
Y voila. Ahí comienza otro viaje.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.