En el punto medio, allí lo encontramos.
Simpatiza con ambos por igual: blanco y negro.
Algunos se identifican con el blanco, lo idealizan
y hasta se enamoran.
Otros con el negro, y allí se posicionan, desde allí perciben.
Ni uno ni otro son Verdad.
Son sólo conceptos, pensamientos, ideologías que, en determinado momento, para algunos representan su verdad.
Aparentemente diferentes y distantes entre sí.
Nos identificamos con uno, tomamos posición
y nos polarizamos.
Allí comienza la rigidez y separación.
El “afuera” simplemente da testimonio de nuestra dualidad interna, nuestro modo binario: lo que consideramos bueno y lo que no.
Nos olvidamos que blanco y negro son parte de lo mismo. Luz o ausencia de luz.
Uno es déficit del otro.
El alejamiento de ese otro representa el alejamiento de nosotros mismos, de nuestra parte más esencial.
Esa “lucha” que libramos afuera es la interna.
El otro nos muestra nuestra falta de “gris”, de equilibrio.
Hipotecamos nuestra paz.
En el gris integramos, unimos los aparentes opuestos. Nuestra luz y sombra.
Gracias @belusotoo