No existen las injusticias.
Y decirlo en épocas como ésta, es de valientes.
Lo justo o injusto es sólo un parámetro personal.
Un termómetro interno.
Lo que consideramos ¨injusto¨, básicamente es injusto para nosotros.
Habla más de nuestro ego que de otra cosa.
No olvidemos que las casualidades no existen – ahí están las Leyes Universales mostrando las reglas del juego.
Que esa frase deje de ser cliché.
Dejemos de aplicarla sólo a las situaciones que nos convienen.
Asumamos nuestra responsabilidad.
De víctimas a soberanos.
Y aceptemos. Personas, situaciones. Aceptemonos.
No como expresión de resignación,
sino como resultado de un proceso de compresión.
Cada uno hace lo mejor que puede,
incluídos nosotros.
No hay maldad, en todo caso, ignorancia.
Puedo controlar mi mundo interior, no así el externo.
Puedo elegir – cómo pensar, cómo sentir….
cómo ver esa realidad neutra.
Ahora se trata de surfear la incertidumbre.
Entra al mar si oponer resistencias.