Existe nuestra percepción distorsionada, nuestro entendimiento limitado.
Lo tóxico existe primero en nuestra mente, y por eso es que podemos verlo ¨afuera¨.
El pensamiento toma forma.
Lo tóxico no es más que un juicio de valor.
Hay subjetividad, hay historia, hay carga.
Nos es más fácil juzgar al otro que comprenderlo.
Porque si el otro es el malo, yo puedo ser el bueno.
Y en este mundo dual, alguien tiene que ser el malo.
Detrás de eso que llamamos ¨toxicidad¨ sólo hay dolor, sufrimiento.
Detrás de eso sólo hay una petición de amor.
Porque en esta realidad nuestras opciones se reducen sólo a dos posibilidades: o estamos dando amor o estamos pidiéndolo.