¨Yo no apuesto al Amor.¨

Así llegó. Contundente.

¿Por qué ¨apostaríamos¨?
Si el Amor es lo único seguro.

El sólo pensar que estamos apostando a él, revela la creencia de que hay posibilidad de perder.
Y eso únicamente da testimonio de que ya no estamos hablando de Amor.

Apostamos cuando nos queremos hacer de un resultado específico.
Cuando queremos controlar lo que no puede controlarse.

Apostamos al amor, paradójicamente, porque tenemos miedo.
Y al Amor se entra con Amor.
El Amor se enciende con Amor, y se apaga cuando llegan las condiciones.

Estar en Amor es comprender que no podemos perder, porque ya estamos recibiendo la recompensa.

Damos amor para sentirlo.
Aunque pensemos que sólo estamos amando a otro, primero nos estamos regalando ese amor a nosotros.

Así es que no importa realmente el resultado.
El resultado ya se encuentra en la intención de serlo, antes que de reclamarlo.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.