“Miles de sujetos separados entre sí, en un determinado momento y bajo la influencia de ciertas emociones pueden adquirir características de una masa psicológica.
La imaginación representativa de las masas, al igual que la de todos los seres en los que no interviene el razonamiento, puede ser profundamente impresionada…
¿Cómo impresionar la imaginación de las masas?
No son los hechos mismos, en sí, los que afectan la imaginación popular, sino la manera de como se presentan.
Tales hechos tienen que dar lugar a una impresionante imagen que obsesione el espíritu.
Conocer el arte de impresionar la imaginación de las masas es equivalente a conocer el arte de gobernarlas”.
“Para vencer las masas se tiene que tener en cuenta primeramente los sentimientos que las animan, simular que se participa de ellas e intentar después modificarlas.
La afirmación de las cosas, de forma simple – desnuda de todo razonamiento y de toda prueba – constituye un medio seguro para hacer penetrar una idea en el espíritu de las masas.
Cuanto más vacía de pruebas y demostración, tanta más autoridad posee.
Y cuando una afirmación ha estado suficientemente repetida, con unanimidad en la repetición, se construye aquello que se llama una corriente de opinión e interviene el potente mecanismo de contagio.
En las masas, los sentimientos, las emociones poseen un poder contagioso tan intenso como el de los microbios.
El contagio no exige la simultánea presencia de individuos en un solo punto, se puede verificar a distancia bajo la influencia de determinados acontecimientos.
El contagio es tan potente que impone a los hombres, no solo ciertas opiniones, sino también determinadas maneras de sentir”.
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