Volver a respirar y revisarnos.

De cómo las situaciones que se nos presentan, esas que nos paralizan, que nos activan, que se sienten fuerte en el cuerpo como contracción, terminan siendo un eco del ¨pasado¨.

De ese pasado entre comillas, porque no es pasado. Porque el pasado es presente. Porque miramos la vida y respondemos desde nuestras memorias. Desde todo ¨eso¨ que se grabó cuando estábamos en la panza de mamá y hasta los primeros años.
Se registró como nuestra matriz, como programación, con el sólo propósito de comprender cómo teníamos que adaptarnos al mundo – reconocer lo que reporta peligro, lo que es seguro, etc. Todo nuestro código inconsciente que nos guía desde lo invisible.

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Pocas veces estamos Presentes en el presente. Y aún así, habitando ese estado, tampoco es garantía de que ya dejen de aflorar viejas emociones.
La diferencia va a estar dada por nuestra respuesta ante eso. El poder de observarlas o de reaccionar en automático. El respirarlas o no.

La biología detecta un posible peligro (en base a algo ya vivido) y responde. No tiene grises. Nos protege, aunque sea ¨por las dudas¨.
Y las emociones son ese aviso.
Algo así como ¨Ojo…¨

Y qué hacemos con toda esta Humanidad que se despliega más allá de nuestra voluntad?
Respirarla, una y otra vez, y revisarnos.

Volver la mirada hacia adentro y hacia atrás en el tiempo, para encontrar el sentido de nuestras respuestas viscerales. De ese cuerpo que habla y nos trae información valiosa de todo aquello que todavía no cicatrizó. Ese cuerpo que nos dice ¨es por acá¨.

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Seguimos todos en este viaje de habilitar, cada día un poquito más, todas nuestras partes, para volvernos completos.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.