Rendirnos al concepto q tenemos de nosotros, permitirnos abandonarlo. Ahí está la transformación.
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Soltar la necesidad de tener razón.
Querer tener la razón es estar convencidos que nuestros pensamientos y creencias son propios y son verdad.
Defendemos todas aquellas ideas con la que nos identificamos – tomamos posición: o de un lado o del otro. Cambiamos las ¨y¨ por ¨o¨. Elegimos. Nos separamos en vez de unirnos.
Y así vamos transcurriendo, adoptando ideas que nos den seguridad, aunque sólo sea por un rato.
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Querer tener razón es defender ilusiones, es defender el concepto que creamos acerca de nosotros – es decir, el personaje que mostramos al mundo, que nunca puede estar completo porque justamente se basa en el rechazo de aquello que dice no ser.
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Rendirnos es perder el miedo a perder aquello que atesoramos tanto, todo aquello que nos hace únicos y especiales.
Y finalmente darnos cuenta que es imposible perder o soltar aquello que nunca fuimos.
No somos un personaje, somos todos.