Escribí mis logros, desafíos, aprendizajes, pendientes y también todo aquello que quería alcanzar en el 2022. Hice toda la tarea!
Y después me fui al 𝘥𝘦𝘵𝘳á𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘤𝘦𝘯𝘢 y me pregunté qué buscaba realmente detrás de cada una de esas metas o deseos. Qué pretendía.
Me di cuenta que cada uno de esos propósitos, sólo era un 𝐩𝐫𝐨𝐩ó𝐬𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐞𝐬.
Buscamos todo el tiempo habitar un sentimiento, un ánimo o una emoción especifica. Y eso lo hacemos a través de símbolos.
Ponemos en distintas experiencias la capacidad de alcanzar una determinada vibración.
No es la experiencia per se lo que queremos, sino ese cumulo de proyecciones que hemos puesto en ella, en base a nuestras creencias.
𝐋𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐩ó𝐬𝐢𝐭𝐨𝐬, 𝐞𝐧 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝, 𝐬𝐨𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐩ó𝐬𝐢𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐦𝐨𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐬𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬.
Si supieras que vas a obtener aquello que tanto deseas, pero no vas a sentirte ni pleno, ni feliz, ni alegre ni en paz, en ese instante dejaría de ser una meta a alcanzar.
Algo es importante para nosotros porque lo hemos cargado de significado, pero la realidad es que todo es neutro y todo está al mismo nivel.
Tu meta puede ser aprender algo nuevo, viajar, cambiar, soltar, etc pero simplemente por la emoción que crees que aquello va a despertar en vos.
Tal vez sea menos aventurero, menos “dramático” y más simple, pero reconocer que sólo es una sensación lo que buscamos, hace que nuestro camino cobre una nueva dimensión, donde ya no necesitamos realmente de nada externo, porque es nuestra capacidad interna junto con nuestra decisión las que tienen el 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝𝐞𝐫𝐨 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫.
A despertar nuestros poderes.
Feliz 2022.