Pero también es más que eso.
O puede ser más que eso.
Hoy reconocí que es una de mis maneras de ¨salir al mundo¨ cada día.
De nacer.
Ese minuto bajo el agua fría me recuerda que estoy al mando.
Es un proceso físico, por supuesto pero, mucho más, es mental.
Es la decisión de, todos los días, girar una canilla para sostenernos brevemente en la incomodidad. Parece una sutileza, algo pequeño, pero son semillas que vamos sembrando que hacen crecer nuestra fortaleza interna.
Esa valentía que cultivamos en lo privado es la misma que luego nos impulsa en la Vida a ir por más.
Cuando encontramos sentido en cada ritual, estén de moda o no…
cuando ponemos una intencion clara en todas nuestras acciones, algo se transforma.
Y ese “algo” sostenido en el tiempo nos va a acercando a versiones nuestras más expansivas.
Ritualizar es dar significados y eso es lo más poderoso que podemos hacer…Comprender que, sin importar lo que suceda, somos nosotros en nuestro libre albedrío quienes otorgamos sentido a todo.
