“Dejame llorar porque duele”.

Supo que “algo” se venía…
Casi en automático se dijo: ¨acá vamos, de nuevo a la cueva…¨

Ese nudo en la garganta había sido la señal de esta nueva llamada a renacer.
Era tiempo de permitir ese sentir y dar espacio a la transformación.

°
En medio de esa incomodidad y tratando de descifrar todas las emociones que iban apareciendo, se escuchó diciéndose internamente:
¨La vida me está pidiendo que crezca¨.

Y algo pareció calmarse con esa idea.
Encontró una forma de regular todo ese torrente de impotencia y angustia
que no parecía tener fin.
¨La vida me está pidiendo que crezca¨.

Y al instante surgió algo todavía más liberador:
¨La vida me está ofreciendo crecimiento. No me está pidiendo nada¨.
No ¨debo¨ ni ¨tengo que¨.

Respiró profundo. El cuerpo se fue acomodando.

Pero aún con esa idea tan generosa para su sistema nervioso,
el dolor persistía.
La diferencia es que ahora ya todo empezaba a cobrar otro sentido.
Ya tenía un ¨para qué¨ al que pensaba agarrarse con uñas y dientes en esa caja de Pandora que acababa de destaparse.

°
Minutos después – como si ¨de arriba¨ le estuviesen tirando otra soga para que ya no tuviera excusas – apareció otra frase:
¨Amá todo lo que está siendo¨.

Acá sí ya estaba elevando la vara, jugando en las grandes ligas.
Pero le gustaban los desafíos, así que también se animó a decirle que Sí.

Y con todo eso…igual se encontró llorando.

Y él la encontró llorando…y ella, desnuda en su vulnerabilidad, le dijo:
¨Dejame llorar porque duele¨.

Sabía que ya no quería guardar más.
Quería darse el espacio para ver todo eso que pedía ser visto.

Se quedó en silencio y fue su mirada la que le dijo:
¨No, no me duele lo que hiciste ni lo que sos.
Sólo me duelen mis creencias.
Me duelen mis propios límites…
Me duele no ser libre¨.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.