A veces un pequeño giro en nuestros pensamientos basta para darnos cuenta…
…que no nos dolía tanto la historia sino el apego a ella. El pensarla como una verdad.
…que volvemos a las mismas situaciones, una y otra vez, para alcanzar ¨un nuevo nivel¨. Algo así.
Un nuevo nivel no es otra cosa que un nuevo estado de conciencia. Uno que nos permita mirar aquello que alguna vez nos hizo daño y darle otro significado – uno más real, que nos devuelva ese ¨estar livianitos¨.
Y digo más ¨real¨ porque cada vez que estamos en tensión o en conflicto, ése es el aviso: nos alejamos de quienes somos – sino no tendríamos esa incomodidad.
°
Pareciera que siempre es una cuestión de perspectiva.
O miramos lo que es, lo que está siendo, desde planta baja o desde la terraza – donde tenemos más aire porque, inevitablemente, incorporamos más elementos.
Y cuando hay más elementos, surge la comprensión…y si hay comprensión, voilà, posiblemente haya menos resistencias.
El asunto es, entonces, que podemos elegir alejarnos de situaciones o de personas porque no nos hacen sentir como nos gustaría, o podemos usarlas como trampolín para alcanzar nuestra propia maestría.
Y ahí va la otra mejilla.
…Y sucede lo que tiene que suceder.
En el momento en que reconocemos que cambiando nuestro relato interno y todas esas imágenes que nos hacían daño, ya el afuera pierde poder…apa.
Apa.
Más allá de si luego elegimos permanecer o no, ese escenario ya no es el mismo…porque nosotros no somos los mismos.
Así que gracias a todos los Maestros que nos acercan a nuestra Maestría, lo sepan o no.