Es lo que decidimos percibir.
Ese es nuestro libre albedrio.
No vemos al mundo como es, sino que 𝐧𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐯é𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨.
Y así es que la única relación que tenemos es la propia – todo aquello que percibimos son únicamente nuestros pensamientos, nuestras proyecciones 𝘮𝘢𝘵𝘦𝘳𝘪𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢𝘴.
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Pensar que tenemos que salvar al mundo o cambiar a un otro es sólo una ilusión.
Es la excusa que encuentra el ego para mantenernos distraídos.
¨𝘉𝘶𝘴𝘤𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘯𝘰 𝘩𝘢𝘭𝘭𝘦𝘴¨ dice.
Porque es desde nuestro universo interno, y solo desde ahí, desde donde podemos generar un cambio. Nuestro cambio. El único verdadero.
Y cuando eso sucede – cuando comenzamos a elegir otros pensamientos – todo se transforma.
Comprendemos que estar en paz o vivir en conflicto son estados mentales que nosotros elegimos, y que no dependen de causas externas, porque las causas nunca están allí.
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Sesiones individuales
Los encuentros son espacios individuales de intercambio y autoconocimiento. El puntapié inicial es el síntoma – de ahí partimos – pero la intención es ir más allá, trabajando desde la causa.