Energía de cierres y nuevos comienzos. En esta época del año, para muchos se siente así, y es como si el tiempo mismo nos invitara a hacer una pausa.
Hoy con todo lo atravesado en estos casi 365 días, con todo lo que se movió internamente y con lo que sigue acomodándose, me gusta la imagen de verme renovando votos con la Vida.
Porque con ella todos tenemos un matrimonio. Y éste sí es de por Vida.
Renovar votos como una manera de traer la consciencia a todo lo experimentando, a todo lo aprendido. Como una forma de honrar el crecimiento. Todas las luces y las sombras.
Y a partir de allí, como dice Un Curso de Milagros, ¨volver a elegir¨.
Renovar. Renovarse.
Porque ya no somos los mismos.
Tal vez haya nuevos deseos, otros que quedaron en el camino.
Si fuimos persistentes y nos permitimos ir a lo profundo, tal vez hoy tengamos un poquito más de espacio y menos de programación.
Y todo eso merece la pausa para reconocer nuestra energía del presente y elegir aquello que sea real y genuino para lo que estamos siendo hoy.
Aparece, mientras escribo, la idea de ¨adulto¨ desde la filosofía de las Constelaciones Familiares. Aquella parte nuestra que habita en el presente y desde allí toma las decisiones y acciona. Aquella parte que también se permite la culpa si eso surge como consecuencia de la individuación, del camino a ser cada vez más uno.
Así que el regalo que me hago hoy es VERME. Y desde ese espacio, silencio, energía ELEGIR cómo quiero compartir mis próximos 365 con la Vida.
Y, por supuesto, siempre con la preguntas de cabecera: ¿qué más es posible? 🔥 💫