Sí.
Y No.
Esas fueron mis respuestas internas.
En ese mismo orden.
Con el ¨Sí¨ quedaba gusto a poco…faltaba otra vuelta.
°
Como toda “afirmación” (tuve el impulso de decir ¨Verdad¨ pero era mucho) tiene diferentes niveles, que terminan pareciendo contradictorios.
“Que el Amor no desvirtue nuestro Propósito” es un SI rotundo, pero si hablamos del amor infantil.
Ese que se deja llevar por las emociones, que no mide consecuencias, que quiere todo ahora y que, finalmente, no siempre respeta.
Es infantil, claro está, porque no es adulto.
Nos aleja del equilibrio y de nuestro camino.
Hacia qué salimos corriendo sin vernos?
Ese Amor No respira Amor, no lo contempla porque nace de la herida.
Así que Sí…que el Amor (infantil) no desvirtue nuestro Propósito.
Y en otro nivel, que es el que me gusta tanto: ¨Que el AMOR no desvirtue nuestro Propósito¨…me gusta verlo más como un NO.
Acá me refiero al AMOR Mayor, ése que se escribe con mayúscula para reconocer su frecuencia. Y este Amor no tiene más Propósito que Ser.
Él es el Propósito. El Propósito es el Amor. No necesita ir a ningun lado ni hacer nada. Porque no hay dos, porque no separa, porque es una única Consciencia donde ya está Todo.
Y puede parece abstracto, elevado…todo sí, pero no por eso menos Real.
Así que No…este Amor no puede desvirtuar el Propósito porque Es es el Propósito.
°
Sí y No.
Depende cómo se mire, escribió alguien alguna vez.