Profundamente conmovida.
Esas imágenes tocaron fibras profundas.
°
Muchas veces nos olvidamos que nuestros padres, nuestros abuelos y todos los que vinieron antes también fueron niños.
Pasamos por alto sus historias, sus vivencias y, más que nada, sus dolores.
En general tampoco tomamos en cuenta sus contextos, es decir, el permiso o no que tenían para expresarse libremente, las posibilidades ¨terapéuticas¨ para integrar traumas o mismo para acompañarse en aquello difícil que pudieran estar viviendo. Puedo seguir…
Hoy todo eso es moneda corriente.
Y tal vez sea esa la razón por la que, muchas veces, los juzgamos y les exigimos – ponemos una vara que no es acorde.
Aquellas épocas eran distintas.
Al tomar conciencia de ello, no puede más que surgir el agradecimiento, el amor.
Gracias a todos ellos, con lo que pudieron y con lo que no, hoy estamos acá. Esa idea tan preciosa de las Constelaciones Familiares toma otra dimensión cuando es experimentada…porque deja huella.
°
Poder ver ese dolor enquistado en cada uno de ellos, y hasta sentirlo, desarma.
Se abre ese espacio donde ya no hay reclamos, ni quejas, ni críticas.
Esa comprensión más profunda es el regalo que todos nos podemos dar.
Hoy sí está disponible para nosotros.
Y no es otra cosa que la apertura hacia una nueva percecpción.
Eso es sanación. Esa es la meta.