Decirle Sí a ¨eso¨, aunque nos duela, aunque nos dé miedo, aunque pensemos que no es justo o correcto…
Decirle Sí aunque el No suene más razonable, más lógico.
Decirle Sí es reconocer nuestra fuerza para atravesarlo. Es poner fichas en nuestro crecimiento.
En el No permanecemos pequeños y mantenemos el conflicto, porque al resistirlo avivamos su fuego.
Eso que asentimos o que negamos no es otra cosa más que una energía, y la energía es una, no podemos separarla, excluirla. Esa es una ilusión, nada más.
Y en la medida en que tomemos consciencia que para trascender tenemos que reconocer e integrar, más rápido vamos a dar el salto hacia lo nuevo.
Posiblemente cueste y sea incómodo. Porque estamos saliendo de una profunda inercia.
Pero más doloroso es quedarse en ese mismo lugar. Más doloroso es no poder relajarse y darle la bienvenida a lo que Es y a lo que venga, sabiendo que basta sólo una mirada amorosa para transformarlo todo.