Aparece la emoción y ésa es la señal.
Hay resistencias – sin duda es por ahí.
Descubrimos que, justamente, ése el lugar que, por tanto tiempo, estuvimos evitando.
Resulta que nos íbamos contando historias para convencernos que así estaba bien.
Que así estábamos bien.
Era nuestra supervivencia puesta en acción, porque tocar esos lugares representaba todavía muchísimo dolor.
°
Pero un día sucede.
Se presenta de nuevo en alguna otra forma. Así nos llega el mensaje, el recordatorio, del aquel pendiente.
Pero ésta vez pareciera que hay más espacio para recibir.
A pesar de toda la incomodidad, hay aire para avanzar – comprendemos que eso que estábamos negando es también una parte nuestra.
Y la realidad es que ese anhelo por reconocernos completos nunca se acaba.
Podemos acallar ese llamado por un rato, bajarle el volumen…pero no desaparece.
Reencontrarnos con todas nuestras partes – esas que alguna vez negamos o juzgamos – eso es Amor.
Unir. Volver a reunir.
Hacernos uno con todo lo que somos.
Volver a casa.
Volver a casa es volver a nosotros.
Pero a nosotros en su totalidad.
Asi que bienvenido ese sentir y esa valentia que nos impulsa a avanzar.