No, no es por ahí.
No es por ahí simplemente porque se siente.
En lo simple está la respuesta.
El cuerpo habla. A veces grita.
Pero nos gusta lo complejo.
Se siente.
Y aún así nos mandamos.
Ponemos a punto una historia convincente que nos justifique y ahí vamos…
Creyendo que si ofrecemos suficiente resistencia, algo de todo aquello que no aceptamos puede cambiar.
Y nos olvidamos que justamente ésa es nuestra oportunidad para transformarnos.
Se nos está yendo el tren y no nos damos cuenta.
Ese límite que experimentamos tiene el potencial para nuestra expansión.
Ese límite sólo nos muestra que hay nuevas historias esperando por nosotros.
Pero es nuestra decisión.
La Vida no tiene apuro.
Nos acompaña en estos movimientos hasta que estemos listos.
Hasta que nos demos cuenta que podemos saltar porque hay red.
Y ahí mismo reconocer que esa red finalmente somos nosotros…que no es más que nuestro propio amor sosteniéndonos.