¨Hay que bancarse el AMOR¨.

Esa frase no dejaba de repetirse en mi cabeza.
Fue ganando profundidad a medida que avanzaba la Ceremonia y lo sigue haciendo con el correr de los días.
Quedó una huella, aunque sutil, que se va percibiendo como permanente.

Con o sin consciencia expandida, el sentir es el mismo: el AMOR, como frecuencia, no como simple emoción, ¨arrasa con todo¨.
No es poesía. Es literal, te lo prometo.

Expande, libera…y SANA.
Donde hay Amor, no puede haber miedo – que es la única fuente de nuestros conflictos, sin importar la forma o el nombre que le demos.
Cuando se prende la luz…UF. Se cae todo lo que no era.

°

Sostenernos en esa síntonia estando en este cuerpo humano que, ya de por sí implica límite (éste es mi cuerpo y aquel es el tuyo), es un desafío.

La sensación es que no está preparado para abarcar todo Eso que se siente como ¨TANTO¨.
Hay que respirar profundo y aclimatarse porque es como llegar a la cima.

Y ésa es la búsqueda que todos tenemos en esta Vida – ni más ni menos que el estado de Amor hacia todo y a hacia todos.
La paradoja es que ponerle el cuerpo ¨es un montón¨.

No estamos acostumbrados a ese nivel de cosquilleo que nos recuerda la Unidad.
No estamos dispuestos a ceder el control. Y no porque lo tengamos, pero en nuestro juego mental nos gusta pensar sí.
El personaje todavía manda con fuerza.
Y está bien…tiempo. Tiempo y espacio.

Lo importa es que ya hay huella…y allí vamos.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.