¨Que el Amor no desvirtue Nuestro Propósito.¨

Sí.
Y No.

Esas fueron mis respuestas internas.
En ese mismo orden.

Con el ¨Sí¨ quedaba gusto a poco…faltaba otra vuelta.

°
Como toda “afirmación” (tuve el impulso de decir ¨Verdad¨ pero era mucho) tiene diferentes niveles, que terminan pareciendo contradictorios.

“Que el Amor no desvirtue nuestro Propósito” es un SI rotundo, pero si hablamos del amor infantil.
Ese que se deja llevar por las emociones, que no mide consecuencias, que quiere todo ahora y que, finalmente, no siempre respeta.
Es infantil, claro está, porque no es adulto.

Nos aleja del equilibrio y de nuestro camino.
Hacia qué salimos corriendo sin vernos?
Ese Amor No respira Amor, no lo contempla porque nace de la herida.

Así que Sí…que el Amor (infantil) no desvirtue nuestro Propósito.

Y en otro nivel, que es el que me gusta tanto: ¨Que el AMOR no desvirtue nuestro Propósito¨…me gusta verlo más como un NO.

Acá me refiero al AMOR Mayor, ése que se escribe con mayúscula para reconocer su frecuencia. Y este Amor no tiene más Propósito que Ser.

Él es el Propósito. El Propósito es el Amor. No necesita ir a ningun lado ni hacer nada. Porque no hay dos, porque no separa, porque es una única Consciencia donde ya está Todo.
Y puede parece abstracto, elevado…todo sí, pero no por eso menos Real.

Así que No…este Amor no puede desvirtuar el Propósito porque Es es el Propósito.

°
Sí y No.
Depende cómo se mire, escribió alguien alguna vez.

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Sobre mí...

Mi nombre es Mercedes Zubiarrain, tengo 40 años, y nací y vivo en Buenos Aires. Aunque parezca ya de otra vida, alguna vez estudié y me recibí de Publicidad. Tuve siempre mi lado B que me llevaba a incursionar en talleres de Reiki, Registros Akáshicos, meditación…

Tuve algunos emprendimientos hasta que por fin entendí de qué iba la cosami cosa. Cambié “producto” por “servicio” y me convertí yo en la materia prima. Me la jugué.

Mi lado B se transformó en todos mis lados, y ya no hubo vuelta atrás. La puerta de entrada fue la Decodificación Bioemocional, que luego me llevó a conocer la Nueva Medicina Germánica, SAAMA…y es un camino que nunca termina.

Hoy me dedico a acompañar personas en Casa Florida 1336, que es el espacio físico que me unió con Mujeres, hermanas de otras vidas, con las que comparto el viaje también en ésta. Voy y vengo por muchos lugares – Chamanismo, Plantas Medicinales, Física Cuántica, Un Curso de Milagros, Constelaciones Familiares…investigo, quiero ¨comprender¨, y así es que voy poniéndole el cuerpo a todo lo que, en cada momento, resuena. Porque ¿qué es la Vida sino experiencias vividas?

Y no soy escritora pero escribir me da placer. Y sigo al placer. Escribir es el ritual y la práctica desde donde me miro, me transformo. Es mi propia medicina.